Exclusivo. Medios asesinos: cobertura de la causa palestina en medios occidentales
Hay mucho asombro por la forma en que los medios de comunicación y los funcionarios occidentales abordan lo que está sucediendo en Palestina, específicamente, en la Franja de Gaza y la naturaleza de las “soluciones” que se proponen para este “conflicto”; incluida, por ejemplo, la limpieza étnica que comprende la posibilidad de “transferir” a los palestinos a los países árabes vecinos.
Esa solución es, exactamente, la que han promovido en las películas de Hollywood, los árabes viven en el extenso desierto, por lo que no hay problema con que se agreguen 2 millones de palestinos.
El Estado Sionista de Israel promueve la transferencia de la población palestina a Egipto, Siria, Irak, o incluso a la República Democrática del Congo —que está a miles de kilómetros de Palestina— ya que, según la mentalidad racista y supremacista del sionismo, todos esos países son atrasados y acostumbrados a las guerras y unos pocos millones de refugiados palestinos, adicionales, no supondrían una diferencia.
Todo esto no es sorprendente, por supuesto, pero al mismo tiempo es impactante. La frase pudiera resultar confusa, pero Owen Jones, periodista y escritor inglés de “The Guardian”, no pudo encontrar una mejor manera de describir la situación actual. Jones sabía que había cierto grado de racismo en la cobertura de los medios de su país, en diversos acontecimientos de Oriente Medio y África; pero no llegó a imaginar que se manifestaría con tanta claridad en 2024, sobre todo después de que Occidente mostró “grandes avances” en el camino de los derechos humanos y las libertades.
Esta contradicción, entre lo esperado y la realidad, de hecho, no es una contradicción en absoluto; ésta es la verdad que todo el mundo sabe, pero los voceros de la “civilización occidental” se niegan a reconocer. La “civilización occidental” no admite ningún derecho a los pueblos. Nunca hubo una decisión voluntaria de dicha “civilización”, derivada del sentimiento humano.
Los supuestos “grandes avances” parecen una elección consciente, precedida por una admisión de error y serios intentos de purificar y expiar siglos de crímenes —esclavitud directa, limpieza étnica, saqueo, genocidio— pero en realidad son una derrota de uno de los modelos de dominio capitalista occidental.
Esta introducción es muy importante para interpretar el fenómeno del racismo de los medios de comunicación en torno a la causa palestina. Y también para comprender sus antecedentes.
Voces de la derecha ampliadas por los medios
Cientos de los periodistas, corresponsales y locutores de los principales medios de comunicación occidentales llenos de racismo, ignorancia y hasta desprecio sobre los palestinos —y otros pueblos— no aparecieron repentinamente de la nada; tampoco fueron creados para necesidades excepcionales de emergencia. Ellos son voceros de la derecha que creen firmemente en sus postulados y que además tienen la oportunidad de revelar su pensamiento porque se les permite.
Ya en este momento circulan numerosos intentos de documentar el sesgo y de transformar los argumentos verbales en cifras sólidas, que son difíciles de negar o discutir. Uno de esos intentos es el de Mona Shalabi, periodista inglesa y escritora para medios ingleses como “The Guardian”, entre otros. Ella analizó la cobertura de la cadena británica BBC durante el período de octubre – diciembre de 2023, y obtuvo resultados impactantes.
El estudio de Mona —que analiza palabras y el lenguaje de descripción utilizado— arrojó que, a pesar de que los muertos palestinos eran mencionados tantas veces, eran completamente desproporcionadas con respecto a su número; que los periodistas del BBC utilizan deliberadamente descripciones anónimas mientras cubren la noticia de muertes palestinas, como “personas” o “gente” o incluso sin mencionar el tema en absoluto, por ejemplo: “150 murieron hoy en Gaza”; mientras que a los israelíes muertos se les presentan descripciones de sus relaciones familiares y sociales como “madre”, “abuela”, “amiga”, “hermano”, “hijo” y “nieta”.
Para revisar los datos obtenidos de la investigación de Mona Shalabi
Se evidencia aquí, por supuesto, el intento de anulación de humanidad de las y los palestinos; es como si estas “personas” no fueran hermanos y hermanas, nietos y nietas, abuelos y abuelas, padres y madres, esposos o esposas y, por lo tanto, no dejan ausencias: huérfanos y huérfanas o viudas y viudos. Es como si su asesinato no afectara su la red de relaciones familiares y sociales.
Esta es una estratégia diseñada para dificultarles —a quienes escuchan o leen— alguna conexión humana con la situación que se les muestra; se les impide deliberadamente que simpaticen con la opresión del pueblo palestino.
Lo que Mona también descubrió en la cobertura de la BBC, y que creo que usted mismo notó, es que el palestino generalmente “muere” o “fallece” a diferencia del israelí que, a menudo, es “asesinado” o “masacrado” o “mutilado”.
El punto más doloroso y, al mismo tiempo, racista, es que este trato brutal de los medios se extendió a los niños, las mujeres y los periodistas; los grupos que suelen despertar más simpatía entre los espectadores, oyentes y lectores. Los niños israelíes son niños, por supuesto, mientras que los niños palestinos son “personas menores de 18 años” o “menores de edad”. En un intento diabólico de eludir el hecho de que, lo creas o no, en realidad son niños.
Acusaciones infundadas y repercusiones trágicas
Estos patrones se han exacerbado a la luz de la actual agresión israelí. Apuntalados en la difusión de acusaciones infundadas en las que se acusan a los combatientes de Hamas de decapitar a niños israelíes, quemar sus cuerpos, además de violar a niñas israelíes. Esto, junto a la acusación de que la Resistencia posee túneles secretos e instalaciones militares ocultas bajo infraestructura civil, como hospitales y campos de refugiados, han creado un contexto favorable para posicionar el racismo y el odio.
Estas narrativas no comprobadas, me siento obligado a insistir en ello, se difundieron ampliamente en las redes sociales y ocuparon un lugar destacado en los mass media. Lamentablemente nadie, o pocos, se tomaron la molestia de difundir los reportes israelí que demuestran, con testigos, que no hubo ningún bebé muerto ni tampoco mujeres violadas.
Por el contrario, tenemos casos como el de Leila Al-Erian, doble ganadora del premio Emmy, quien el 24 de noviembre de 2023 tuiteó: “Israel afirmó que hay un centro de mando y control de Hamás bajo el hospital Shifa en Gaza” y los medios estadounidenses se hicieron eco de estas acusaciones, sin miramientos. Y, cuando quedó claro que no era cierto, no hubo intención de “corregir” el “error”. Finalmente, todos siguieron con sus vidas, como si nada. Pero, en el cotidiano, palestinos y palestinas han muerto a causa de estas mentiras, incluidos pacientes en unidades de cuidados intensivos.
Esto lo que refleja es un patrón intencional de los medios occidentales por difundir información engañosa, en lugar de cumplir cuidadosamente con su deber periodístico de verificación e investigación de hechos. El costo de difundir mentiras similares y no corregirlas, es la pérdida de miles de vidas inocentes.
Los factores que hemos señalado acá han impuesto una narrativa sesgada o falsa sobre la situación en Palestina y esta narrativa afecta las mentes de millones de personas en occidente. Las palabras son importantes, pero también lo es el contexto. Y su importancia aumentó en medio de esta feroz campaña militar que ha asesinado a miles de personas inocentes, la mayoría mujeres, niños e incluso bebés en incubadoras.
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Las voces disidentes molestan
Cualquier intento por defender la soberanía es lo que la mayoría de los medios de comunicación occidentales necesitan para desatar su racismo. Lo demuestra la experiencia en Irak, Siria, Líbano, Cuba, Venezuela o cualquier país cuyo origen no sea occidental o israelí; esto es suficiente para convertir a sus pueblos en “personas anónimas”, considerar a sus hijos como “menores” y reducirlos a números o seres desalmados que no construyen conexiones humanas. En su intento de negar la verdad y ocultarla de los ojos del mundo nos deshumanizan.
Estas son las verdades duras, sólidas pero abstractas, y el problema con las verdades duras, sólidas pero abstractas es que nos pasamos la vida tratando de comprenderlas y, una vez que lo logramos, nos paralizamos. Nos enfrentamos, como palestinos y palestinas, a naciones que tienen bombas que pesan toneladas; nos enfrentamos a sus medios de comunicación, a sus políticos y a sus ejércitos. Nos enfrentamos a que nos desprecien porque somos quien somos sin agachar la cabeza o bajar la mirada.
Esta es la dura, sólida y precisa verdad con la que intercambiamos miradas silenciosas con aquellos que no se preocupan por nuestros sentimientos.
Y es por eso que valoramos infinitamente al trabajo y lucha que viene haciendo un medios como Telesur, que con muy pocos recursos, se ha posicionado firmemente ante los intentos de censura y desacreditación, y demuestra una vez más la estratégica y sabia decisión de los comandantes Fidel y Chávez de crear esa plataforma para concientizar e informar con la verdad a los pueblos del sur, y por esa misma labor es que el imperialismo y sus lacayos regionales se esfuerzan para acabar con la verdad, por eso que el Comando Sur de EE. UU ataca a Telesur, y por eso mismo el lacayo y nazi fascista de Milei la saca del aire, ¡mundo patas arriba!
Un tropel que sorprende
Para sorpresa de los sionistas, y a pesar de todo su arsenal mediático, vemos como estudiantes de decenas de universidades estadounidenses y europeas se han despertado y levantado sus voces en contra del genocidio.
Lo que más sorprendió al sionismo y a la élite gobernante en los EE. UU es que esas huelgas estudiantiles nunca se habían dado con esa fortaleza, claridad y firmeza, a sabiendas que las universidades norteamericanas son la cuna del liderazgo político, económico y social de ese país.
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En esas huelgas figuraron la participación tanto de estudiantes como de profesores y personal administrativo, ello a pesar de los programas financiados por cifras millonarias a favor del sionismo y el Estado de Israel … esos valientes estudiantes y profesores, están arriesgando, literalmente, sus estudios, su vida y su futuro.
El lobby sionista en las universidades norteamericanas tiene, desde hace años, sitios web dedicados a difamar a cualquier estudiante o profesor que critique las prácticas genocidas del estado de Israel; los acusan de ser antisemitas ¡a pesar de que muchos son estudiantes judíos! El sionismo difunde esas listas a las grandes empresas y los amenazan de futuras consecuencias si llegan a ofrecerle trabajo a alguien que haya estado en sus diabólicas listas…
Para ver información sobre página con listas negras de estudiantes propalestina
Aún nos falta mucho por caminar hasta conquistar un mundo sin el sionismo, un mundo sin hegemonías imperiales donde los pueblos ejerzan libre y soberanamente sus derechos a la autodeterminación, sin colonización de ningún tipo, sin sanciones, sin injerencias en los asuntos internos, sin deshumanizar a los pueblos del sur.
Sin embargo, estoy seguro de que estamos mucho más cerca gracias a la heroica y legendaria lucha de la resistencia palestina, a su firmeza ante un mundo sordo y ciego, esa firmeza que despertó a millones, esta firmeza no será doblegada jamás. Y todos tenemos la obligación humana y moral de reconocer a esa resistencia; no permitir que el imperialismo logre aislarla bajo ningún pretexto, reconocerla y defenderla porque los pueblos luchamos contra el mismo monstruo imperialista y sionista, unamos nuestras voces, y hagamos realidad el canto de Alí Primera:
¡No dejaremos que cierren la linda puerta que siempre ha estado abierta a la vida!
¡Yo no me quedo en la casa, pues al combate me voy!
Autor: Muaz Mussa
Huele a azufre es una plataforma digital de análisis geopolítico contrahegemónico, que busca visibilizar las voces y los discursos silenciados por el poder mediático.