Colombia. Más de mil habitantes se preguntan: ¿la ciudad para quién?

BOGOTÁ/ Las ciudades condensan todos los problemas sistémicos del modelo económico y político. Expresan todas las desigualdades sociales; muy a pesar de que el marketing político quiera proyectar lo contrario. 74,36 % de la población colombiana vive en ellas, según cálculos del DANE.
Vivir en una ciudad colombiana, realmente, es sobrevivir a las deficiencias del transporte público, a la precarización del trabajo, a la intermitencia o inexistencia del servicio de luz o de agua potable, a la persecución a las economías populares, a la crisis de vivienda, a las expresiones de paramilitarismo que, bajo excusa de la seguridad, ejercen control y alimentan las economías ilícitas del narcotráfico.
El conjunto del Estado colombiano tiene unas deudas y una conversación pendiente sobre la habitabilidad en las ciudades. Justamente para discutir todo eso que hemos normalizado, es que se realiza en Bogotá la Cumbre Nacional Popular. Una juntanza que inició ayer y terminará mañana lunes con una gran movilización en la madre de ciudades. Más de mil personas que integran procesos y organizaciones de Montería, Cúcuta, Pamplona, el Valle del Aburrá, Cartagena, Barranquilla, Cali, Popayán, Neiva, Sincelejo, Tunja y del Pacífico marcharán en Bogotá para exigir que la ciudad “sea para el pueblo y no para el patrón”.
¿La ciudad para quién? Es el lema que guía la cumbre. En el panel de instalación, Alfonso Insuasty esbozó algunos elementos que dan respuesta a ese interrogante. El integrante del grupo de investigación Kavilando, recordó que las ciudades que conocemos hoy, no solo en Colombia sino también en Latinoamérica, son producto del régimen neoliberal que se abrió paso en las décadas del 70 y 80 gracias a las dictaduras militares. La población empezó entonces a acumularse en los centros urbanos por la pobreza o la violencia.
En ese violento empobrecimiento provocado por el neoliberalismo, perdieron importancia las relaciones políticas, espirituales y culturales que los seres humanos tejen para la subsistencia en cualquier espacio. “En esa lógica de planeación neoliberal urbana, las ciudades se convierten en un instrumento de mercado para la acumulación de capital. Con la Constitución del 1991 queda incrustado un entramado normativo que les facilita la vida a los banqueros, los constructores y los inversionistas”, manifestó Insuasty.
Además, el investigador señaló que ese modelo de planificación, en el que la ciudad no la configuran quienes la habitan, sino que transforma los habitantes según las lógicas del lucro y la explotación, se masificaron sujetos consumidores competitivos incapaces de aliarse para defender derechos.
Felipe Gamboa, integrante de la Coordinadora Rebelión Urbana de Bogotá, explicó que la Cumbre Nacional Popular tiene como principal propósito articular y poner en diálogo todo ese descontento que circula por las calles de las ciudades. Teniendo presente que no se parte de cero, y existen iniciativas que se han disputado una habitabilidad digna. Este encuentro masivo es un primer paso para superar la dispersión, potenciar lo aprendido, exigir el cumplimiento de acuerdos incumplidos y sentar las bases de una reforma integral urbana.
El de la Cumbre es un propósito ambicioso. Esteban Romero, vocero e integrante del equipo de impulso del encuentro, recalcó que con él buscan iniciar un nuevo ciclo de movilización nacional que se dispute las transformaciones que están pendientes desde el Estallido Social del 2021, el acontecimiento social y político más importante del siglo, y cuyo epicentro fueron precisamente las ciudades.
“Este es un ejercicio autónomo de los procesos y las organizaciones, que nos vamos a movilizar por lo que nos corresponde —manifestó el vocero—. Esperamos que en los próximos meses se gesten grandes acontecimientos de país. Que dejemos de entender ese malestar como algo individual, y lo ayudemos a cambiar juntas y juntos”.
Fuente: Prensa Periferia/Juan Alejandro Echeverri

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