Coyuntura Electoral: por elecciones democráticas y contra el golpe electoral

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Decía Byung-Chul Han, retomando algunos planteamientos de Freud, que el capitalismo estaba obsesionado con la muerte. En otro extremo catastrófico, se podría decir que la democracia está obsesionada con los autoritarismos. En el marco de la actual coyuntura electoral, los dos extremos han recobrado total vigencia. Desde la llamada transición democrática dos proyectos políticos estuvieron en disputa: el neoliberal y el popular. En los últimos años ha irrumpido un tercero: el proyecto autoritario con deriva libertaria.

Alrededor de la Refundación muchos han planteado la idea de una primera fase, otros un primer piso y algunos un proceso de transición. Yo soy menos optimista (aunque no niego las ideas anteriores) y considero que, en estos años del Gobierno de LIBRE, lo que ha sucedido con mayor fuerza es un proceso al que he denominado: bases de la ruptura. En cuatro años el país no ha girado a la derecha y a la izquierda, tampoco se ha mantenido en el centro, ya que la ruptura en términos gramscianos es un proceso pasivo que va generando grietas desde adentro y expandiéndose de manera táctica hacia afuera. Lo anterior abraza lo que he llamado para el actual ciclo político hondureño: el momento del “desempate oligárquico”, en complementación al “empate catastrófico” que expresa García Linera. El proceso electoral es necesario verlo en ese marco general.

En los esfuerzos por comprender lo que se esconde detrás del golpe electoral, es importante identificar donde se sitúan las bases de la ruptura. Primero, la revalorización de lo público.  Lo público como un espacio de tensión, disputa y resignificación permanente se ha desplegado alrededor de la inversión social y programas de gobierno, que en la medida de lo posible son un esfuerzo para cerrar las ondas brechas de desigualdades heredadas de la época liberal y neoliberal. Las estadísticas del INE en materia de ingresos, pobreza y mercado laboral dan cuenta de esta resignificación, su impacto en el campo social y de derechos humanos.

Segundo, la construcción de una frontera entre la política y lo político. El neoliberalismo fragmentó lo social, privatizó lo público e individualizó la política a la vez que la mercantilizó. A veces cuesta ver la construcción de esta frontera por la excesiva polarización y anómica despolitización de la sociedad, sin embargo, es interesante ver desde una perspectiva territorial la reconfiguración del tejido social alrededor de formas autonómicas de organización heredades del tradicional movimiento popular hondureño y post golpe. En lo personal he criticado las derivas populistas de esta frontera, sin embargo, también son notables otras expresiones de la política y lo político desde el poder popular en clave refundacional y emancipatoria.

Tercero, las erosiones en la aceptación social de la élite económica. En su momento expuse desde los aportes que ha realizado Piketty, la forma en la cual la Ley de Justicia Tributaria es un esfuerzo importante para refundar el sistema económico de la sociedad hondureña, ante la concentración obscena, inhumana y excesiva de la riqueza. Esta iniciativa implica “la democratización de la economía”, alrededor de los siguientes elementos: en el plano económico, construir una economía mixta de transición con tres sectores (economía pública con otro Estado, economía empresarial regulada y una economía social solidaria articulada de manera orgánica); en el plano territorial, avanzar en la construcción de modelos económicos en redes (en oposición a la T del Desarrollo) que promuevan el desarrollo territorial sustentable y auto centrado; en el plano ideológico, asegurar la reproducción de la vida, la naturaleza y no exclusivamente del capital; en el plano político, potenciar la centralidad del Estado en la política económica (fiscal y tributaria); y, en el plano científico, la industrialización de los principales sectores estratégicos de la económica.

Estas tres rupturas, parafraseando a Jaime Osorio, aún se encuentran situadas en el nivel profundo de la estructura política y en el espesor medio de la dimensión de la realidad social, que aún no logran desembocar en una crisis política generalizada. En ese sentido las bases de la ruptura se han sentado de manera histórica (el tiempo de cambio) y la correlación de fuerzas determinará su desenlace político de manera dialéctica (el tiempo de transformación). Entre esos dos tiempos transcurre el proceso electoral y ahí el golpe electoral no es una teoría de conspiración, sino un hecho material con suficiente evidencia. Resumo los ataques de la derecha y del bipartidismo entre el 2022 al 2025.

Sector de clase Acción refundacional desde el Gobierno Principal interés de clase Principal accionar Alcance del accionar
Corporativo: medios de comunicación. No pagar pauta publicitaria. Reapertura del Caso Hermes (corrupción) por la UFERCO. Monopolio sobre la verdad. Táctico: Ataque a las acciones refundacionales en general. Alto: Crea una opinión pública de la desinformación.
Económico: burguesía y sus variantes de clase. FIDEICOMISOS Reformas Financieras Ley de la ENEE Uso de reservas nacionales. Protección social Derogación de Leyes Acceso y control sobre los medios de producción. Estratégico: Ataque a las medidas económicas y financieras refundacionales. Alto: Generan presiones con sentido desestabilizador, en un marco de mayor acercamiento a la Embajada de EE.UU.
Política internacional: Embajada de EEUU. Ley de Energía Elección Magistrados (CSJ) Distanciamiento de ONGs conservadoras. Control e injerencia sobre el campo político. Estratégico: Increpa decisiones gubernamentales en materia de soberanía política, con un enfoque imperial e injerencista. Alto: Presiones que intentan reconfigurar el campo político conservador: empresa privada, ONGs y bipartidismo
Criminal: crimen organizado, narcotráfico y paramilitarismo. Policía Comunitaria Incautación de droga Extradiciones Destrucción de narco laboratorios Control sobre el territorio. Coyuntural: Acciones de violencia escalada y masacres escalonadas. Medio: Pánico social y miedo colectivo con tendencia a fragmentar la sociedad.
Conservadurismo político: partidos tradicionales. Corrupción Desmontaje de redes clientelares Control sobre la institucionalidad pública. Táctica: Ataques a la ideología progresista de LIBRE. Medio: Polarizar la sociedad, sin capacidad política de movilización.
Conservadurismo religioso: iglesias. La agenda pro-derechos del Gobierno Control ideológico sobre la sociedad Estratégicas: Acciones refuerzan el conservadurismo y fundamentalismo. Medio: Desconocimiento de los derechos de las mujeres y diversidades.
Conservadurismo electoral: bipartidismo y derecha Elecciones democráticas y transparencias No desarrollar elecciones y generar crisis política con intervención internacional Coyuntural: Campo mediático polarizado y altamente manipulado Alto: Desafección electoral, pánico y miedo colectivo

Fuente: Elaboración propia con base información periodística (2022-2025)

En ese contexto entra en escena la idea del Golpe Electoral. El Maestro Eugenio Sosa en el marco del fraude electoral del 2017, se refirió que en dicha coyuntura lo que se manifestó fue un Golpe Electoral, debido a la movilización de los mismos actores que perpetuaron el Golpe de Estado del 2009: Fuerzas Armadas, sectores de la Empresa Privada, Medios de Comunicación, Bipartidismo, Embajada de EE. UU. y sectores de ONGs. En la coyuntura actual los mismos actores se han movilizado abriendo ampliamente un “campo de exterminio electoral” que presenta al menos cinco características:

  1. El bipartidismo ha montado con éxito en el campo electoral tres enemigos: externo (Cuba y Venezuela), Interno (LIBRE y movimientos populares), Inferior (Clases populares vulnerabilzadas). Esto ha generado un proceso de polarización política sin precedentes, con grandes efectos en la confianza de la ciudadanía hacia el proceso electoral y al proyecto político del LIBRE.
  2. El Gobierno de Estados Unidos mediante declaraciones de congresistas del ala republicana, desde el inicio han deslegitimado el proceso electoral, ha señalado a LIBRE como el responsable y han vaticinado en no reconocer ningún triunfo electoral que no venga del sector bipartidista. Esto ha reforzado la narrativa conservadora e injerencista de la derecha, a la vez que erosiona el discurso de autodeterminación y soberanía de LIBRE.
  3. Se ha activado una especie de económica política comunicacional del neoliberalismo autoritario, a través de los medios de comunicación empresariales que constantemente definen la agenda mediante mecanismos sofisticados de comunicación: la ajuga hipodérmica y la espiral del silencio, entre otros.  Periodismo Pantuflo (indigencia moral y penuria intelectual), parafraseando a Juan Carlos Monedero. Esto ha generado no solo noticias falsas, también se genera un magma de manipulación periodística con capacidad de alterar los imaginarios individuales y colectivos de la población hondureña con bajos niveles educativos, políticos y culturales.
  4. El discurso del bipartidismo es interesante en clave política, porque adopta localmente el discurso global de las nuevas derechas y es preocupante en términos ideológicos, porque este discurso abiertamente aboga por una sociedad altamente punitivista, clasista, racista, jerarquizada, eco fascista e hiperindividualista. El bipartidismo busca mayor aceptación social que en el pasado.
  5. El ataque del bipartidismo a la institucionalidad electoral en el marco de un amplio proceso iliberal, que se traduce en no reconocer las normas de la democracia liberal y las reglas mínimas del proceso electoral. No hay evidencia empírica contundente que indique que LIBRE está en contra del proceso electoral y que lo quiera boicotear. LIBRE a comprendido que la lucha política en este tiempo histórico pasa por entrar en las reglas de la democracia liberal y desde ahí volver hegemónico un proyecto político emancipador en un momento global y regional altamente adverso para los proyectos progresistas.

En ese sentido no basta con lo establecido por Sartori cuando se refiere que la democracia es un régimen en el cual los partidos pierden elecciones. En lo personal prefiero la definición de Adam Przeworski, cuando establece que la democracia existe cuando los partidos aceptan los resultados electorales, reflexionan sobre lo que ha pasado y se preparan para el siguiente proceso electoral. En Honduras la pugna del día 0, es que los partidos políticos acepten los resultados electorales en el marco, no solo de la democracia, sino, del uso público de la razón, parafraseando a Immanuel Kant.

Fuente: Criterio.hn/Engels López

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