Entrevista a Antonio Garcíal, comandante del ELN, en Radio Nacional de Colombia

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1) ¿Cuál cree usted que ha sido el problema de los Gobiernos en el país al tratar de llevar a cabo un proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN)?

AG: En política no funcionan las creencias, sino la reflexión sobre la realidad. Es un problema histórico, quizá la oligarquía colombiana aprendió de los españoles cuando la conquista en suelo americano, que trampearon acuerdos, para buscar la oportunidad para atacar por sorpresa, y la paz ofrecida se convirtió en la puñalada que mató. 

Aconteció igual en la violencia de los años 50 del siglo pasado, la oligarquía liberal y la oligarquía conservadora hicieron un pacto de paz cuando se sintieron amenazados por las guerrillas liberales de los llanos que estaban tomando otro camino. Ellos mismos se dieron el “golpe de Estado”, llamado “golpe de opinión” por el Maestro Echandía, así desmovilizaron a varios miles de guerrilleros liberales, y se repartieron el monopolio de gobernar cada partido por 4 años, durante más de 16 años. Solo dos partidos se turnarían el gobierno, excluyendo a todos los demás. 

Luego, asesinarían a los jefes guerrilleros liberales ya desmovilizados: Dumar Aljure y Guadalupe Salcedo. Así la exclusión y persecución política se convirtió en política y práctica de Estado y nacería una insurgencia con carácter social y político. Desde ese entonces hasta ahora eso no ha cambiado.

El Estado ha confundido política de paz con pacificación, que es lo mismo a desmovilización y desarme, sin cambiar nada en la política ni en la vida de la sociedad. Ya van más de media docena de desmovilizaciones y desarmes, y todo sigue igual, lo único que ofrece el Estado a cambio de la desmovilización y la entrega de armas es que los “alzados en armas” las dejen y vuelvan a la vida “legal”, puede llegar a dar algunas dádivas: casa, carro y beca, y alguna participación política; pero el país sigue igual en exclusión política, persecución de la protesta social, y cero transformaciones que den justicia social y equidad, realidad que obliga a la lucha de las comunidades que siguen siendo perseguidas, judicializadas, encarceladas y asesinadas. Ahí están las estadísticas.

No tendría sentido dar esa vuelta, pues tocaría volver a tomar las armas. Se dirá que en un tiempo tan largo de más de 60 años, los guerrilleros se han vuelto viejos y no se lograrán los cambios, entonces es una lucha que va más allá de una o dos generaciones, es lo que hemos aprendido y nos hemos preparado para eso. En El Salvador, en Guatemala y otras latitudes acontecieron desmovilizaciones y todo siguió igual o peor, no es sólo en nuestro propio territorio.

2) ¿Cuál es su lectura frente a todos los puntos concretados hasta ahora con el Gobierno de Gustavo Petro?

AG: Se mejoraron los acuerdos sobre Agenda, mayor claridad en la Participación de la Sociedad, y la importancia de las transformaciones para la construcción de la paz. Eso está en el papel, pero en los pequeños acuerdos del día a día y del mediano plazo el gobierno no cumple. 

No hemos sido retirados de la lista de los Grupos Armados Organizados (GAO), eso significa que estamos siendo considerados delincuentes o criminales, no luchadores de causas políticas, no se cumple el cese el fuego, siguen el plan ofensivo militar de las Fuerzas Militares junto a los paramilitares contra el ELN, siguen las operaciones de inteligencia y planes de aniquilamiento de la comandancia, etc.

3) De concretarse definitivamente el proceso de paz con el ELN ¿Qué debe tenerse en cuenta y no romperse en los próximos años?

AG: En política no funciona la futurología. El futuro siempre es campo de la correlación de fuerzas, de los equilibrios de las fuerzas políticas o militares. Lo único que garantiza un acuerdo estable de paz son las transformaciones reales para los colombianos, que traiga justicia social, equidad, democracia, mejor vivir para las mayorías. 

Que el cambio de la realidad sea cierta y que las mayorías del país puedan expresarse y su voz sea tenida en cuenta cuando las cosas anden mal, no puede depender de un parlamento que legisla para los poderosos, la paz implica un proceso político que empodere a la gente en la toma de decisiones, que sea una democracia participativa. Estamos mamados de la democracia parlamentaria elitista.

4) ¿Qué se debe tener en cuenta para mejorar las condiciones de todos los presos políticos e ideológicos del ELN en las cárceles del país?

AG: Primero que todo reconocerlos como tales, aún el gobierno sigue diciendo que no hay presos políticos en Colombia, gracias a la interpretación que hizo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) del carácter del conflicto armado en el país y en el mundo. Ese “chistecito” del CICR salió caro y será una gran deuda política de dicho Organismo. Las condiciones de vida y existencia de todos los presos deben cambiar, pues viven en condiciones inhumanas. 

Un verdadero proceso de paz se conoce porque debe cesar la persecución política, que es lo se sintetiza en los Presos Político, por eso decimos que una de las características de un gobierno que dice tener una oferta de paz es liberar a los Presos políticos, cómo eso no se ha dado poco creemos que estemos en un proceso de paz verdadero. Quiere decir que seguirá la persecución política, y hasta cierto punto, en medio de un proceso de paz en curso son verdaderos rehenes políticos.  

5) ¿Por qué dice usted que el Gobierno trata de desestabilizar los frentes del ELN?

AG: No es desestabilización, sino incumplimientos de acuerdos por parte del Gobierno. Hay un acuerdo firmado donde se acordó no realizar operaciones de inteligencia contra la contraparte; nosotros paramos, pero el gobierno siguió. 

Además, hay operaciones que no se pararon: agentes de inteligencia fueron infiltrados en la estructura de Nariño para hacer operaciones para matar mandos del ELN. Al ser descubierto, el principal infiltrado se refugió en esa región junto con otros infiltrados, y buscaron protección de las Fuerzas Militares y del Gobierno; luego lo venden como proceso político de diálogos regionales. 

Esos mismos tipos han creado otras estructuras paramilitares que actúan en conjunto con las fuerzas armadas. El gobierno está violando acuerdos, ellos lo saben. Hay pruebas que son infiltrados, sus planes están develados. Y, en una Mesa de diálogos, cuando la contraparte no cumple acuerdos, ya sabemos lo que puede suceder.

6) ¿Ha considerado ser delegado en la mesa de diálogos para llevar a cabo sus ideas?

AG: He estado como Jefe de la Delegación en diálogos con 5 gobiernos, mejor dicho en la mayoría. Sé cómo funcionan esos diálogos, sus lógicas, sus tácticas, sus mañas y artimañas. Escribí un libro sobre este proceso cuando Santos, ahí comento como se funciona en una Mesa, para los que no han tenido esa oportunidad o experiencia. 

Mis ideas las llevo, las comparto en la Comandancia, donde construimos la política de manera colectiva, y de ahí van a la Delegación en la Mesa. En el ELN no se mueve nada estratégico que no pase por escrutinio colectivo del Comando Central. Ahora, siendo el Primer Comandante del ELN, tengo tareas y responsabilidades globales e integrales, una de ellas es el tema de la paz, pero no sólo eso.

7) ¿Siguen personas retenidas con fines económicos dentro de sus filas ?

AG: No tenemos retenciones de ese tipo, las que habían todas se liberaron. Acuerdo cumplido. Pero el gobierno sigue cojeando.

8) ¿Qué debe cambiar en la fuerza pública para mejorar las vulneraciones en los territorios más alejados?

AG: No es asunto mío, sólo me atañe lo que tenga que ver con lo que haga o deje de hacer el ELN.

Autor: Antonio García

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