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Enero del 2024 no se parece a ningún otro en la historia contemporánea del pueblo palestino; la Corte Internacional de Justicia recibió, los días 11 y 12, la demanda de Sudáfrica en contra de la Entidad Sionista de Israel, por cometer crímenes de Genocidio en su agresión en curso contra la Franja de Gaza.

 

La batalla por probar los hechos y su descripción jurídica fue la parte más importante de los argumentos que se prolongaron durante los dos días en que ambas partes presentaron sus alegatos.

 

Mientras que la solicitud de medidas cautelares temporales de Sudáfrica desencadenó un debate jurídico importante sobre el alcance de la existencia de derechos prioritarios que requieren tomar tales medidas, la posición de Israel nos dejó atónitos a muchos por su nivel de descaro y desfachatez.

 

Este enero no se parece a ninguno. El 26 de este mes la Corte Internacional de Justicia tomó una decisión: acepta estudiar el caso presentado por Sudáfrica contra el Estado de Israel y además le ordenó a Israel tomar medidas para prevenir el genocidio en Gaza y la incitación directa al mismo.

 

Una gran mayoría de los miembros del panel de 17 jueces del tribunal votaron a favor de tomar medidas urgentes que cumplan con la mayor parte de lo que Sudáfrica solicitó, con la excepción de ordenar un Alto al Fuego.

 

El tribunal dijo que Israel debe tomar “todas las medidas a su alcance para impedir la comisión de todos los actos dentro del alcance del artículo II de la Convención sobre Genocidio”, y afirmó que reconoce el derecho de los palestinos en Gaza a la protección contra actos de genocidio, destacando que existen condiciones para imponer medidas temporales a Israel.

 

El tribunal añadió que Israel debe comprometerse a garantizar la satisfacción inmediata de las urgentes necesidades humanitarias en la Franja. También, según el fallo, Israel debe presentar un informe al tribunal en el plazo de un mes sobre todas las medidas provisionales.

 

Hemos sufrido

 

El pueblo palestino, víctima de un proyecto colonial patrocinado directamente por el imperialismo, estuvo muy pendiente del proceso legal en La Haya pues, durante más de 75 años, el Estado de Israel gozó de una inigualable y total impunidad.

 

Esa impunidad está sustentada, sin duda alguna, por la permanente campaña de deshumanización hacia los palestinos; gracias a ella se justifican las atrocidades que sufre Palestina bajo la ocupación.

 

Me atrevo a decir que no hay otro pueblo en la historia contemporánea de la humanidad que haya sufrido semejantes crueldades, negación a su existencia, permanente agresión, guerra de Genocidio y limpieza étnica.

 

Y, como no parece suficiente todo eso, ¡se nos exige a los palestinos amar a Israel y garantizar su seguridad! Esta realidad la describe el poeta palestino Mahmoud Darwish en su poema Confesión de un Terrorista:

 

Ocuparon mi país,

expulsaron a mi pueblo,

anularon mi identidad.

Y me llamaron terrorista

Asesinaron mis alegrías,

secuestraron mis esperanzas,

esposaron mis sueños.

 

Y cuando rechacé todas las barbaries,

y decidí defenderme, ellos… ¡Mataron un terrorista!

 

Este poema resume y describe de manera muy concreta lo que enfrenta el pueblo palestino durante estos 75 años de ocupación.

 

Refrescando la memoria, podemos mencionar que Al-Nakba —la catástrofe, en árabe— constituyó, en 1948, el mayor proceso de limpieza étnica presenciado en el siglo XX. Más de 957 mil personas —de un total de 1.4 millones que residían en la Palestina histórica de ese año— fueron desplazadas de sus pueblos y ciudades por la fuerza de las armas y las amenazas de bandas sionistas a Cisjordania, la Franja de Gaza y los países árabes vecinos.

 

Las bandas sionistas llevaron a cabo más de 70 masacres asesinando a 15 mil palestinos, lo que representaba más del 1 % de la población palestina en aquel entonces. Destruyeron totalmente 531 aldeas; ocuparon 78% del territorio e impidieron el establecimiento de un Estado Palestino sobre los 22% restante. Se apropiaron de la cultura, del olivo, de los naranjales y crucificaron otra vez a Jesús, el Palestino.

Para leer más sobre la ocupación de Israel sobre territorio Palestino

Años más tarde, el 9 de julio de 2004, la CIJ concluyó que la construcción del muro por parte el ejército de Israel en territorios palestinos ocupados —incluido Jerusalén Oriental y sus alrededores— violaba el derecho internacional humanitario y los derechos humanos, sin embargo Israel no reconoció el fallo de la Corte y continuó como si nada hubiera pasado.

Para leer más sobre el fallo de la CIJ sobre el muro en Cisjordania

¡Algunos defensores del Genocidio de Israel contra el pueblo palestino alegaron que Israel tiene derecho a defenderse! Qué manera más macabra de engañar a la opinión pública tratando de presentar esta masacre como un conflicto entre dos países.

No podemos olvidar

 

En la ocasión de la demanda presentada por Sudáfrica, esta fue la primera vez que Israel es acusada de genocidio ante una instancia internacional. Hoy la sangre de decenas de miles de palestinos juzga las atrocidades de la ocupación israelí y también a todo el sistema internacional que le ha permitido gozar de impunidad.

 

Ese sistema que sólo expresaba su preocupación cuando se trataba del robo de la tierra y la ilegal construcción de colonias.

 

Es el mismo sistema que se preocupó únicamente cuando los soldados israelíes asesinaron, en septiembre del 2000, a Mohammad Aldurra, un niño de tan solo 12 años. Lo asesinaron ante las cámaras mientras se escondía, junto a su padre, detrás de un cilindro de hormigón. ¿Y cómo borrar la imagen de un niño desplomado sobre las piernas de su padre?

 

¡Algunos defensores del Genocidio de Israel contra el pueblo palestino alegaron que Israel tiene derecho a defenderse! Qué manera más macabra de engañar a la opinión pública tratando de presentar esta masacre como un conflicto entre dos países.

 

Los defensores de Israel no reconocen ni siquiera que el pueblo palestino vive bajo ocupación militar israelí.

 

A Palestina se le niega la plena membresía en la ONU por el veto de Estados Unidos. Además, los sucesivos gobiernos de Israel insisten en que nunca permitirán la existencia de un Estado palestino y, también, que los palestinos son “antisemitas” y terroristas por no aceptar la ocupación.

 

¡Tildan a la resistencia palestina de terrorismo para así justificar la defensa de Israel contra esos supuestos terroristas!

 

En el terreno sabemos nosotros, los palestinos, que el “Estado de Israel” no es más que un proyecto colonial. La pieza fundamental del sistema internacional que surgió después de la II guerra mundial para garantizar la hegemonía del occidente y mantener a los pueblos árabes y toda la región del medio oriente en permanente desestabilización y guerras de saqueo.

 

Es precisamente eso lo que explica la política de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y demás países satélites, hacia Israel. Sus banderas de valores humanos y democráticos se desvanecen cuando se trata de los derechos del pueblo palestino.

 

Y considero que hay que hacer una pregunta, aunque les incomode a muchos:

 

¿Qué responsabilidad tenemos los palestinos de que los europeos persiguieran y asesinaran a los judíos durante los siglos 19 y 20? ¿A caso fue Palestina quien cometió el Holocausto contra los judíos? ¿Por qué Alemania no les dio un pedazo de su tierra para que construyan un Estado?  

 

A los europeos no les bastó con los crímenes que cometieron durante siglos contra los pueblos en África, Asia y América Latina; siguen cometiendo sus crímenes, ahora el más atroz, contra Palestina. Y lo peor es que nos imponen a nosotros los pueblos del sur lo que ellos llaman “Derechos Humanos”, ¡qué descaro!

 

“El ‘Estado de Israel’ practicó la brutalidad, el racismo, la superioridad y la arrogancia para situarse por encima del estatus de los seres humanos y, en las calles del mundo, los pueblos gritan en su contra y a favor de la causa palestina.”

Marcando la itos

 

El 7 de octubre del 2023 quedará en la historia eterna de lucha del pueblo palestino, pues fue el día cuando sus combatientes vencieron al ejército más poderoso del medio oriente. No lo vencieron por superioridad armamentista, sino por la profunda convicción de batallar por la independencia, por la dignidad, por la justicia a más de 100 mil mártires que se ha producido desde 1948, y también por los más de 11 mil prisioneros en mano de los sionistas.

 

El Diluvio de Al-Aqsa expuso a la entidad sionista, derribó las mentiras, la presión política e influencia económica con lo que se jactaba el sionismo. El “Estado de Israel” practicó la brutalidad, el racismo, la superioridad y la arrogancia para situarse por encima del estatus de los seres humanos y, en las calles del mundo, los pueblos gritan en su contra y a favor de la causa palestina.

 

La resistencia del pueblo palestino, con sus 100 mil mártires, derribó los mitos e ilusiones con los que el movimiento sionista inundó el mundo respecto al Holocausto y el antisemitismo. Son ellos ahora quienes violan todas las leyes y estatutos internacionales y, además, practican conductas no conocidas en ninguna otra guerra.

 

El pueblo palestino hoy en día no lucha solamente por conquistar su independencia; la santa sangre de nuestros niños y mujeres está defendiendo la Humanidad. No es una exageración, es la dura realidad. Palestina está defendiendo hoy a todos los pueblos explotados, oprimidos, saqueados y empobrecidos por el capitalismo salvaje. Un capitalismo que por sus múltiples aparatos de opresión se convierte en monstruo de varias cabezas.

 

En cuanto al escándalo por la derrota del ejército invencible de Israel, sucedió y no tiene nada de malo. Este ejército, en lo militar, enfrenta al movimiento Hamas y las facciones de resistencia palestina en Gaza, donde la mayoría de sus armas son caseras, pero están en manos de hombres que no conocen la derrota ni lo imposible.

 

En cuanto al “orden mundial occidental”, se ha derrumbado interna y externamente, y ya no podrá levantarse y resistir las objeciones planteadas por los pueblos oprimidos.

“Ahora le toca al Consejo de Seguridad de la ONU traducir esa histórica resolución de la CIJ y colocarla en un marco ejecutivo bajo el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas…”

El Derecho Internacional en juego

 

El hecho que la CIJ haya aceptado la demanda interpuesta por Sudáfrica representa en sí un gran paso, llama la atención la abrumadora mayoría del voto a favor de los jueces —15 a favor y 2 en contra, uno de ellos es el juez de Israel— aunque no haya ordenado un inmediato Alto al Fuego, pues aún la legalidad internacional requiere de muchos esfuerzos para que se haga plena justicia a Palestina.

 

La decisión en sí pone a Israel en prueba: o detiene su genocidio —porque no hay forma de cumplir con la decisión sin un Alto al Fuego— o continúa ignorando las instituciones y resoluciones internacionales como lo ha venido haciendo durante 75 años. 

 

Ahora le toca al Consejo de Seguridad de la ONU traducir esa histórica resolución de la CIJ y colocarla en un marco ejecutivo bajo el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, ya que el gobierno israelí ha celebrado la decisión alegando que no contempló un Alto al Fuego.

 

Mediante este artículo, hago un llamado sincero, más allá de los discursos, a convertir la solidaridad en acciones concretas. La experiencia nos ha demostrado que debemos ser prácticos y no quedarnos con la manifestación y los artículos, esa decisión de la CIJ debe ser promotor para exigir a los parlamentos en nuestros países que elaboren leyes contra el sionismo por ser una ideología racista y genocida, debemos exigirle a los cortes en nuestros países que actúen contra aquellos que prestaron servicio militar en el ejército israelí, que tomen medidas contra los colonos individualmente, ya que los asentamientos israelíes son ilegales por Derecho Internacional.

 

No le permitamos al sionismo que siga amenazando la paz mundial. Los gobiernos e instituciones internacionales deben de basarse en esa decisión de la CIJ y tratar a Israel como lo que es, un estado terrorista. Deben romper relaciones con Israel en todos los niveles; boicotearlo hasta tanto no haya un establecimiento del Estado palestino, independiente y totalmente soberano con Jerusalén como su capital y, además, se debe garantizar el retorno de los refugiados palestinos a sus hogares, según exige la Resolución 194 de la ONU del año 1948. 

 

Seamos sinceros en nuestra solidaridad, la Historia recordará todo, y el pueblo palestino, no olvidará ni perdonará.

 

Autor: Muaz Mussa

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