Siria o la la geopolítica para ingenuos – EXCLUSIVO

Si usted es una de esas felices criaturas que aún cree en la versión de los hechos que presentan los grandes medios cartelizados de Occidente, ¡felicidades!, en Siria acaban de vencer los buenos en contra de los malos y ese misterioso animal llamado democracia burguesa ha avanzado un paso más en el mundo.
Sin embargo, si usted, como una creciente mayoría, comienza a sospechar que no todo lo que dicen CNN, BBC, Reuters y un largo etcétera es la verdad, quizás pudieran serle útiles tres afirmaciones geopolíticas muy básicas, pero que muy probablemente nunca verá en las pantallas de estos adalides de la información.
Para leer sobre Siria después del golpe de Estado al presidente Bashar al-Asad, por parte los extremistas del HTS: La Nueva Siria: Entre dos rumbos inciertos –
Primera afirmación: Siria no estará mejor ahora que fue derrotado el gobierno de Al Assad.
Aunque quieran presentar a las milicias vencedoras como paladines de la libertad y la democracia, tal y como las entiende el mundo occidental, la verdad es un poquito más compleja. Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la principal organización vencedora y su líder Al Julani, eran anteriormente conocidos como el Frente Al-Nusra, rama local siria de Al Qaeda.
De hecho, sobre Al Julani pesaba apenas en 2017 una recompensa de 10 millones de dólares ofrecida por el Departamento de Estado norteamericano y eran catalogados como organización terrorista por esos mismos medios que hoy los entrevistan y ensalzan.
Para leer análisis sobre lo que está detrás de la organización Los Cascos Blancos: Los Cascos Blancos regresan al primer plano con patrocinio estadounidense –
Los Cascos Blancos regresan al primer plano con patrocinio estadounidense
Aunque el gobierno de Al Assad no estuvo siempre a la altura y es probable que descubramos en el tiempo futuro múltiples aristas deplorables en su gestión, representaba una República Árabe Siria secular, mucho más avanzada en varios aspectos sociales que otros Estados del mundo árabe, incluyendo potencias regionales como Arabia Saudita.
El Ejército Árabe Sirio era una de las fuerzas militares más poderosas de Oriente Medio, aún después del sangriento conflicto de más de una década impuesto desde el exterior y constituía un poderoso freno para los intereses expansionistas y coloniales de Israel, el paroxismo de los cuáles está en el proyecto del Gran Israel, impulsado por Netanyahu.
La derrota del gobierno de Al Assad pone el territorio sirio en manos de múltiples organizaciones y actores extranjeros con intereses en conflicto, algo que ya venía ocurriendo, con la diferencia de que antes existía un Estado nacional lo bastante sólido para resistir una embestida desde múltiples frentes. Hoy hay diversos actores armados, débiles por separado, articulados con potencias que tienen intereses diversos y sin capacidad real de unificar y sostener el territorio sirio frente a intereses extranjeros.
Es probable que no solo veamos un retroceso social, con el retorno a una versión fundamentalista de la sociedad, sino que veamos linchamientos por cuestiones ideológicas, políticas y religiosas, así como una feroz guerra civil como la que ha desgarrado a Libia desde 2011.
“Pero, sobre todo, se traicionó la memoria de miles de palestinos, sirios, libaneses, iraníes, iraquíes, que ofrendaron generosamente sus vidas para proteger al país del Daesh y las turbias apetencias imperiales de Occidente, encabezado por Estados Unidos”
Segunda afirmación: HTS no se impuso por sus propias fuerzas.
En su ofensiva contra el gobierno sirio, iniciada el 27 de noviembre, se articularon además con el Ejército Nacional Sirio, básicamente mercenarios de Turquía, algunas milicias kurdas, unidades de élite ucranianas y la aviación israelí, muy probablemente con abundante financiamiento proveniente de Estados Unidos o los estados petroleros del Golfo, o ambas fuentes.
Sobre el Ejército Árabe Sirio pesaban 14 años de guerra, donde Occidente importó decenas de miles de terroristas a Siria para desgastar al gobierno, negligencias en la gestión gubernamental y el olvido por parte de Al Assad, sobre todo en la última etapa de la guerra, de la vieja máxima latina: si quieres la paz, prepara la guerra.
El gobierno creyó en las promesas de Occidente y diversos actores políticos locales, que acabaron traicionándolo. También hubo traición en las filas del propio Ejército Árabe Sirio. Pero, sobre todo, se traicionó la memoria de miles de palestinos, sirios, libaneses, iraníes, iraquíes, que ofrendaron generosamente sus vidas para proteger al país del Daesh y las turbias apetencias imperiales de Occidente, encabezado por Estados Unidos.
Tercera afirmación: El pueblo sirio no gana nada en esta situación
Aunque no pocos sirios se alegraron con la caída del gobierno, cuya popularidad venía golpeada por el efecto de la guerra, las sanciones y errores políticos internos, lo cierto es que el pueblo sirio no es ganador en esta contienda. Ni siquiera la milicia HTS, por mucho que la publiciten sus patrocinadores occidentales.
Por el contrario gana, y mucho, Israel. El ente sionista pierde un formidable enemigo, con el cual ha librado varias guerras y que era un importante aliado político y estratégico para el Eje de la Resistencia en el mundo islámico.
“Los kurdos, aliados de los norteamericanos en su afán de lograr el añorado Estado nacional, hasta ahora no han recibido ninguna señal de apoyo decidido de Washington y es posible que incluso aprendan cómo desechan los imperios a sus aliados coyunturales cuando dejan de cumplir su función”
Derrotado el Ejército Árabe Sirio y ante el silencio de los vencedores, Israel se ha ocupado sistemáticamente de destruir las principales infraestructuras y equipos militares del país. En más de doscientas incursiones en solo 48 horas, se destruyeron bases aéreas, con los equipos que contenían, la totalidad de la flota naval siria, unidades antiaéreas, de inteligencia, científicas y depósitos de municiones.
Además, los tanques sionistas han cruzado la zona desmilitarizada que separaba ambos estados desde el fin de la Guerra de Yom Kippur y avanzado por toda la frontera entre Siria y El Líbano, hasta llegar a menos de 40 kilómetros de Damasco. Si algo demuestran los últimos 76 años de existencia del ente sionista, es su tendencia a preservar en el tiempo el territorio que robaron por la fuerza de las armas.
Gana también Turquía, que no solo podrá continuar el saqueo de recursos y territorios sirios, sino que podrá dedicarse, como ya lo hace, a promover una ofensiva en la zona del kurdistán sirio, con el fin, presumible, de eliminar no solo a las milicias del PKK (partido nacionalista kurdo que opera en el sur de Turquía), sino cualquier atisbo de posibilidad de una entidad kurda independiente. Los kurdos, aliados de los norteamericanos en su afán de lograr el añorado Estado nacional, hasta ahora no han recibido ninguna señal de apoyo decidido de Washington y es posible que incluso aprendan cómo desechan los imperios a sus aliados coyunturales cuando dejan de cumplir su función.
Washington, que ya estaba ilegalmente en Siria, gana mucho. Desestabiliza el Eje de la Resistencia, aisla a Irán, su principal adversario local, deja a los rusos en una situación precaria y puede continuar, como no, con el saqueo de recursos naturales sirios en que se venía afanando desde hace ya algún tiempo.
Adicionalmente, puede ampliar su presencia militar en un país con una situación geográfica clave, tanto para proteger a Israel como para proyectar mayor poderío regional sobre países y organizaciones díscolas.
Ganan los países del Golfo Pérsico, los Emiratos, Qatar y el Reino Saudí, que debilitan la influencia del Irán chií en la región y pueden obtener ganancias inesperadas del descalabro político y social en Siria. A río revuelto… Una, más inmediata quizás, es la posibilidad de retomar el gasoducto desde Qatar a la Unión Europea, pasando por Turquía. Con lo cual ganan los monarcas y emires, gana Turquía, gana el “pacífico” jardín europeo y gana el imperio norteamericano, que corta la dependencia de Europa del gas ruso y coge su tajada del jugoso negocio gasífero.
Para las y los sirios vendrán años muy difíciles, donde aprenderán en sus propios cuerpos el funcionamiento y los sentidos de la geopolítica imperial cuando se ceba sobre los derrotados. Para la causa mayor de la Resistencia antimperialista en Oriente Medio, vendrán retos muy difíciles, que sacarán, sin dudas, lo mejor de las reservas de heroísmo y creatividad de sus pueblos.
Y para usted, si ha llegado hasta este punto, recuerde, como decía Gramsci, que vivir es tomar partido. Creer en la verdad de los grandes medios cartelizados al servicio del imperialismo o permanecer indiferente, es ser cómplice de la más macabra maquinaria que ha conocido la historia humana hasta el presente.
Autor: José Ernesto Nováez

Huele a azufre es una plataforma digital de análisis geopolítico contrahegemónico, que busca visibilizar las voces y los discursos silenciados por el poder mediático.