Trump

En esta entrega el autor analiza la radicalización en las falsas creencias que implantó la ideología neoliberal y el usufructo de los resultados adversos de la lucha social así como de las dificultades de la izquierda para erigir alternativas. Además muestra cómo Estados Unidos y Argentina se ubican en las antípodas en el escenario de mayor regulación económica que sucedió a la crisis financiera del 2008.

Una matriz neoliberal radicalizada

Un importante cimiento de Trump y Milei es la regresión ideológica generada por cuatro décadas de neoliberalismo. En ese período fueron introducidos todos los mitos que actualmente exacerba la ultraderecha. La inserción de esas falacias les permite a los líderes reaccionarios capitalizar el descontento suscitado por el modelo que los precedió. Son al mismo tiempo un producto de ese esquema y una reacción frente a sus consecuencias.

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¿Por qué gobiernan Trump y Milei? I Parte

Durante la prolongada etapa de preeminencia neoliberal —que inauguró el thatcherismo y consolidó la implosión de la Unión Soviética— la ideología de la competencia, el mercado y el individualismo penetró en vastos sectores de la población. Ese impacto desbordó su tradicional gravitación entre las élites y su conocida incidencia en los sectores medios, para capturar significativas franjas populares. Esa influencia creó las condiciones para qué irrumpieran en la última década, las creencias ultraderechistas que radicalizan la matriz neoliberal.

Ese viraje hacia formas extremas del mismo cimiento explica la erosión de la solidaridad entre los propios trabajadores. El neoliberalismo generalizó la presunción individualista de que el asalariado es culpable de sus penurias. Postula que esa responsabilidad deriva de su ineficiencia cuando está empleado y de su reducida capacitación cuando está desocupado. 

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2025: algunas perspectivas geopolíticas EXCLUSIVO

Ese mito ha sido desmentido por la desigualdad, los bajos ingresos y la precarización laboral, que expandieron los capitalistas para incrementar su rentabilidad bajo el neoliberalismo. Pero esa evidencia no redundó en un resurgimiento de la conciencia socialista, sino en un proceso inverso de captura ultraderechista del malestar popular. 

Esas vertientes transformaron el principio neoliberal de responsabilidad del propio pueblo por sus desgracias, en un criterio beligerante de culpabilidad de los sectores más sumergidos. El yerro individual fue reemplazado por la denigración de los más oprimidos, pero sin alterar nunca la absolución de los capitalistas. La campaña contra los inmigrantes, los pobres y los informales se asienta en décadas de creencias neoliberales, que eximen a los millonarios y acusan a los desamparados por las desventuras que afronta la sociedad.

“Desde la pandemia se instaló un espectro de visiones paranoicas y conspiraciones malignas, con fuertes condimentos de terraplanismo y antivacunación. Esos desvaríos prosperan por el campo fértil de creencias que introdujo el neoliberalismo y reformula la ultraderecha”

Trump se monta en esa inversión de la realidad para denigrar a los inmigrantes y Milei recurre a la misma falacia para atacar a los piqueteros precarizados. En los dos países aprovechan la internalización de las fábulas competitivas del neoliberalismo, para contraponer a los pobres con los más pobres.

Esa misma radicalización de la matriz ideológica neoliberal se verifica en otros planos. La exaltación de la desregulación, el elogio a las privatizaciones y la adulación de mercado han derivado en apologías al capitalismo que enaltecen la desigualdad social. Los elogios a los emprendedores han desembocado, a su vez, en una glorificación mayor de los patrones.

El neoliberalismo utilizó durante décadas la alabanza al capitalista para denigrar el socialismo, proclamar “el fin de la historia” y decretar el entierro de cualquier proyecto de igualdad. Montada en ese cimiento, la ultraderecha despliega un anticomunismo delirante. Trump ubica a Biden en la proximidad de esa perdición y Milei denuncia irradiaciones del mismo mal en Petro, Lula y López Obrador.

Ciertamente el universo de redes gobernadas por la mentira ha contribuido a potenciar esos delirios. Desde la pandemia se instaló un espectro de visiones paranoicas y conspiraciones malignas, con fuertes condimentos de terraplanismo y antivacunación. Esos desvaríos prosperan por el campo fértil de creencias que introdujo el neoliberalismo y reformula la ultraderecha.

Adversidades sociales y políticas

La ultraderecha canaliza el descontento con el neoliberalismo en todo el mundo por la debilidad de la izquierda. Todas las vertientes anticapitalistas continúan afectadas por la crisis de credibilidad en el proyecto comunista, que inauguró el derrumbe de la Unión Soviética. Ese golpe a la conciencia socialista no es un dato invariable, ni eterno, pero ha sido recreado por las desalentadoras experiencias del progresismo.

La oleada marrón también se asienta en la transformación social regresiva, que introdujo el neoliberalismo con la segmentación de la clase obrera, la expansión de la precarización laboral, el aumento del desempleo y la creciente informalidad del trabajo. Esa ruptura de la cohesión social del proletariado facilita la erosión de las tradiciones cooperativas y debilita la organización sindical. Ha creado un campo fértil para la impugnación derechista de la acción colectiva. 

Pero el principal soporte de la derecha proviene de los resultados de la lucha de clases. Varias adversidades recrearon escenarios negativos de gran incidencia global. La trágica derrota de la Primavera Árabe —con dictaduras, destrucción de países y preeminencia de la brutalidad yihadista— tuvo ese impacto. 

“La lucha educativa cuenta con gran acompañamiento social por el prestigio de la universidad pública, que tradicionalmente concentró la mayor expectativa de ascenso social. Esa institución continúa despertando esperanzas entre las familias empobrecidas”

A otra escala ha sido también relevante el reflujo de movimientos que despertaron esperanzas en Europa, como los indignados de España, los militantes de Grecia y los chalecos amarillos de Francia. Dos sectores gravitantes como el feminismo y el ambientalismo afrontaron, además, serias obstrucciones.

En el éxito electoral de Trump influyó el retroceso acumulativo de las luchas populares. Ese repliegue no fue revertido por las movilizaciones más recientes de mujeres, afroamericanos, sindicatos y jóvenes por Palestina. El despunte que tuvo Bernie Sanders (y la corriente de los Demócratas por el Socialismo) se estancó, antes de alcanzar la incidencia requerida para disputar franjas significativas del electorado.

En Argentina, Milei llegó al gobierno montado en un reflujo de luchas sociales y afrontó inicialmente una gran resistencia popular, con dos paros generales y una extraordinaria marcha educativa. Pero logró posteriormente forzar el declive de la movilización, mediante la intimidación represiva, la presión del desempleo y el aumento de la pobreza. 

El anarcocapitalista utiliza esos recursos para atacar a los sindicatos estatales y contener la lucha de los jubilados. Ha contado con la complicidad de la burocracia sindical y con el sostén del Congreso para aprobar las leyes del ajuste. Ese respaldo lo envalentó para multiplicar sus agresiones. 

Pero esa andanada podría ser frenada, si la acción de los educadores recobra energías y deriva en un movimiento perdurable, como el protagonizado por el estudiantado chileno. La lucha educativa cuenta con gran acompañamiento social por el prestigio de la universidad pública, que tradicionalmente concentró la mayor expectativa de ascenso social. Esa institución continúa despertando esperanzas entre las familias empobrecidas, como un ámbito de gratuidad que permitiría revertir el desplome de sus ingresos.

Milei corona su primer año de gobierno con triunfalismo y en un clima de cierta estabilidad. La principal explicación de ese resultado se encuentra en el reflujo que impuso al movimiento popular. Como el propósito central de su mandato es doblegar a los trabajadores, ese indicador es el principal barómetro de su gestión. 

Si en los próximos meses resurge la resistencia social, Milei podría afrontar la misma derrota en las calles que signó el destino de Macri en el 2018. Si, por el contrario, logra consolidar el repliegue de esa lucha (y consigue proyectar ese dato a un buen resultado electoral), podría situarse cerca del éxito contra las huelgas que logró Menem, para iniciar la convertibilidad. 

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Otro escenario económico 

Trump y Milei emergen en el mismo contexto de crisis de la globalización neoliberal, inaugurada en el 2008 con el gran colapso y rescate de los bancos. Ese impacto definió dos períodos muy distintos del modelo capitalista actual. La gran expansión inicial de la mundialización financiera, productiva y comercial quedó sustituida por el proteccionismo y la reorganización actual de las cadenas de valor. 

Esta remodelación alienta la proximidad de los suministros (nearshoring) y reubica plantas en localidades cercanas a las casas matrices (friendshoring), para reducir el riesgo de un corte de los abastecimientos (derisking), en el tenso escenario de bloques comerciales en conflicto.

Actualmente se debate si esa reestructuración desacelera la mundialización (slowbalisation) o la revierte (desglobalización). Pero la ascendente internacionalización se ha frenado y ese giro facilita la sustitución del globalismo neoliberal por el nacionalismo ultraderechista.

Ese viraje incluye una creciente intervención de los Estados, ya no para socorrer a los bancos en la emergencia, sino para sostener la marcha de la economía con las regulaciones que intentó eliminar el neoliberalismo. El modelo en curso continúa el esquema previo, pero con formas diferentes a su matriz inicial y en convivencia con políticas neokeynesianas.

En esa ambigüedad navega la ultraderecha, que en algunos temas apuntala el intervencionismo y en otros extrema el neoliberalismo. La fuerte presencia estatal para lidiar con el resurgimiento de la inflación y el descontrol de la deuda pública es un ejemplo del primer libreto. 

“Promociona [Trump] un extractivismo petrolero que potencia la destrucción del medio ambiente y el consiguiente incremento de las sequías, las inundaciones y las oleadas de frío polar o calor tropical”

Esas acciones intentan prevenir la repetición del estallido financiero del 2008, que puso en peligro la subsistencia de los siete principales bancos de Occidente y la consiguiente continuidad del capitalismo. Esa crisis dejó una perdurable sensación de temor, que se verifica en el desliz de pánico que acompaña a cada temblor de Wall Street. Nadie sabe si esos sacudones forman parte de la rutina bursátil o reanudan la convulsión del sistema financiero.

Gran parte del programa económico de Trump es coherente con este nuevo escenario de intervención estatal. Pero su injerencia está motivada también por la pérdida de competitividad de la economía estadounidense frente al rival chino y ese declive no se corrige con simples regulaciones o aumentos de aranceles. Esas medidas tan solo ilustran la improvisación defensiva de una potencia, que no logra contener el deterioro de su productividad (Roberts, 2024).

En otros terrenos, Trump recrea las desregulaciones más extremas del neoliberalismo. Esa inclinación se verifica en el negacionismo climático. Promociona un extractivismo petrolero que potencia la destrucción del medio ambiente y el consiguiente incremento de las sequías, las inundaciones y las oleadas de frío polar o calor tropical. Ese auspicio obedece a su estrecha asociación con las empresas petroleras y el complejo industrial-militar. Por eso alienta la fantasía antiverde de resolver el desastre climático con alguna respuesta espontánea del mercado. Entre sus allegados pululan incluso los personajes que relacionan la crisis ambiental con castigos divinos a los pecadores que se apartaron de la religión (Seymour, 2024).

Otra conexión con el neoliberalismo puro se observa en el entrelazamiento del trumpismo con la economía digital de Elon Musk. Ese favoritismo tiende a acentuar la preeminencia de un sector que navega en la frontera de la sobreinversión. Si la descontrolada expectativa en los negocios que abriría la Inteligencia Artificial continúa atrayendo capitales superiores a la rentabilidad que genera esa rama, tomará cuerpo el peligro de una burbuja tecnológica. 

Un estallido de ese tipo (crisis de las Punto.com) sacudió a todos los mercados a principios del nuevo siglo. El trumpismo no puede sustraerse de esa repetición, porque potencia varios desequilibrios que introdujo el neoliberalismo sin corregir los restantes. En última instancia gestiona el mismo sistema capitalista que suscita esas tensiones.

En ese terreno económico Milei contrasta frontalmente con su mandante. Despliega una retórica ultraliberal y anti estatista muy contrapuesta con el declamado intervencionismo de Trump. No solo la apertura comercial de Argentina choca con el proteccionismo estadounidense. También las privatizaciones y el desmantelamiento de la obra pública en el Cono Sur se ubican en las antípodas de las subvenciones que apuntala el magnate del Norte.

“A mediano plazo, el novedoso excedente comercial que generarán las exportaciones de petróleo y minería podría también contrarrestar la falta de dólares. Milei espera estabilizar su modelo, relanzando el endeudamiento”

Por ese radical contrapunto, la economía argentina ha quedado muy desguarnecida frente al giro americanista en curso. El país será un vertedero de las mercancías sobrantes en el mundo, si comienza la guerra de aranceles que propicia Trump. Es muy improbable que el proteccionista de la Casa Blanca exceptúe a la Argentina de las murallas comerciales.

Mucho más peligrosas son las potenciales consecuencias del incremento de las tasas de interés, que impondrían los reguladores financieros de Estados Unidos (FED), para atemperar la inflación desatada por el conflicto arancelario. Si esa medida repite la usual salida de capitales hacia el Norte, el actual veranito financiero de Argentina podría naufragar abruptamente.

Los especuladores que ingresan fondos del exterior para lucrar con el altísimo rendimiento de los bonos y las acciones locales, afrontarían la tentación de poner fin a la bicicleta, para proteger sus ganancias retornando al refugio estadounidense. Esa secuencia precipitó los estallidos financieros que en las últimas décadas desmoronaron a la economía argentina.

Es cierto que ese eventual desplome está atemperado por un blanqueo, que premia por enésima vez a los grandes evasores. A mediano plazo, el novedoso excedente comercial que generarán las exportaciones de petróleo y minería podría también contrarrestar la falta de dólares. Milei espera estabilizar su modelo, relanzando el endeudamiento y supone que Trump facilitará esa hipoteca apuntalando un nuevo crédito del FMI.

Pero ninguna de esas hipótesis diluye el peligro de una convulsión financiera, precipitada por algún imprevisto local o internacional. Esos cisnes negros desataron los desmadres de 1982, 1989, 2001 y 2018. Milei ha fragilizado como nunca a la economía argentina frente a esos peligros, al recrear el modelo de plata dulce y dólar barato que incentiva el endeudamiento, disuade la inversión, despilfarra las divisas y destruye el aparato productivo. 

Mientras los socios del país devalúan para afrontar la tormenta que prepara Trump, Argentina se encarece en dólares y se apresta a repetir una variante de la Convertibilidad, mucho más dañina que la padecida en los años 90.

El país es una gran vidriera de los experimentos internacionales de la ultraderecha. Pero comprender el significado de ese ensayo requiere evaluaciones conceptuales, que abordaremos en el próximo texto. 

Autor: Claudio Kats

REFERENCIAS

Fraser, Nancy (2019). ¿Podemos entender el populismo sin llamarlo fascista?, 11-4-2019 http://www.sinpermiso.info/textos

Selfa, Lance; Smith, Sharon (2024) Es la economía, estúpido13/11, https://www.cadtm.org/Es-la-economia-estupido.

Vergara, Jimena; Davis, Sybil (2024) La elección presidencial en EE. UU., la nueva derecha y cómo enfrentarla, https://www.aporrea.org/internacionales/a335842.html

Saferstein, Ezequiel (2024) Agustín Laje, el cruzado de la nueva derecha latinoamericana. enero

https://nuso.org/articulo/agustin-laje-el-cruzado-de-la-nueva-derecha-latinoamericana/

Katz, Claudio (2024). América Latina en la encrucijada global, Buenos Aires Batalla de Ideas; La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

Urbán, Miguel (2024). La extrema derecha ha recogido el elemento rebelde de la izquierda

https://www.pagina12.com.ar/723698-miguel-urban-la-extrema-derecha-ha-recogido-el-elemento-rebe

Sztulwark, Diego (2024) ¿Un presidente gramsciano? https://www.pagina12.com.ar/783571-un-presidente-gramsciano

Merino, Gabriel (2023). Un nuevo consenso de Washington https://www.iade.org.ar/noticias/un-nuevo-consenso-de-washington

Johannes, Javier Molina (2022). La batalla cultural Usos de Gramsci por las derechas 

https://www.academia.edu/93514187/La_batalla_cultural_usos_de_Gramsci_por_las_derechas_latinoamericanas_contempor%C3%A1neas

Roberts, Michael (2024) EEUU: Unas elecciones sobre la economía, la inmigración y las políticas de identidad https://contrahegemoniaweb.com.ar/2024/11/11/eeuu-unas-elecciones-sobre-la-economia-la-inmigracion-y-las-politicas-de-identidad/

Seymour, Richard (2024). Entrevista al pensador marxistasobre cómo la extrema derecha explota la crisis medioambiental https://vientosur.info/richard-seymour-no-puedes-pegarle-un-tiro-al-cambio-climatico/

 

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